El sabor dulce de la caña de azúcar, el agrio de la lima, el frío del agua helada, el calor de su origen… y es que así es la moda, tan dual como un daiquiri. Con un millar de combinaciones consigue gustar a todos, qué más da si es de fresa, de plátano, de piña o de limón. Lo que importa es que cada día se adapte a ti.
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